A comienzos de la segunda década del siglo se trasladó a Medellín, y allí cursó por algún tiempo estudios académicos en el taller del pintor y escultor Francisco A. Cano (gran artista y maestro de muchos entre el los de Horacio Longas, quizá el único dibujante colombiano comparable a Rendón en el trazo caricaturesco) y en la Escuela de Bellas Artes. No fue, pues, un artista empírico y silvestre, como muchos suponen, sino por el contrario alguien provisto de un buen conocimiento de su oficio, perceptible sin duda en la elaboración y composición de sus trabajos periodísticos.
Por esos años empezó a colaborar en algunas publicaciones artísticas y literarias de la capital antioqueña, de las cuales la más memorable es la revista Panida, cuyos escasos ejemplares son hoy tesoro de coleccionistas. De aquel grupo de jóvenes insurgentes (los Panidas) hizo parte Rendón, no sólo como dibujante único de la revista, sino también como ocasional autor de aceptables prosas y poemas actividad que nunca más cultivó , que firmaba con el seudónimo de Daniel Zegri.
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